Estimados lectores, se nos viene el Mundial de fútbol, y como no podía ser de otra manera este blog no está ajeno a semejante acontecimiento. Está más que claro el aporte trascendental que tiene el Mundial en la vida de las personas, hemos realizado investigaciones exhaustivas y hemos llegado a conseguir datos sumamente reveladores, según pudimos averiguar un 27% de los pacientes psiquátricos con tendencias suicidas del sexo masculino han declarado no haberse encajado un tiro aún solo por la razón de que se viene el Mundial en corto tiempo. Esta información es muy clara sobre la importancia de este evento, y es una información sumamente positiva y reconfortante, sin embargo después nos enteramos que durante un Mundial aumenta un 68% el índice de suicidio en el sexo femenino y en un 125% el índice de conversion al lesbianismo.
Pero todos estos datos no son lo que en esta nota nos interesa, lo que monoconescopeta quiere compartir con tan ilustrados lectores es un análisis a fondo de la suerte que acompañará a nuestra querida selección charrúa basándonos en los nombres de nuestros futbolistas, con la ayuda de expertos en nomenclatura, filología, literatura y gastronomía (porque mientras escribimos nos pega el hambre dos por tres) realizamos un informe que da un pantallazo de cómo puede llegar a ser la suerte de nuestra selección en el próximo Mundial de Sudáfrica.
Para empezar hay que decir que hay cosas muy positivas desde el punto de vista nomenclator en nuestra selección, pero también hay de las otras. Para comenzar con lo bueno, debemos decir que contamos con una alta presencia de Diegos, y todos están en el equipo titular, Diego Godín, Diego Lugano, Diego Pérez y Diego Forlán, lo que significa un 36,4% del equipo titular, una cifra que pocas veces se ha dado en un Mundial, se puede decir que Uruguay es de los equipos más endiegados de la historia de los mundiales, y eso no es poco decir. El nombre Diego es un nombre de características mágicas, es para el fútbol como el número 33 para los masones, como las vacas para los hindúes o como el mate para Omar Gutiérrez, muchos me dirán que la selección argentina tiene a EL Diego en la dirección técnica, y yo les diré que eso está lejos de ser una ventaja, y no por el nombre, sino preguntales a Zanetti y a Cambiasso, o mejor a ellos no, preguntale a cualquier argentino que te cruces en cualquier lado y que parezca tener dos dedos de frente. Otra cosa positiva es la poca presencia de snobismos en los nombres de nuestros jugadores, ya que tranquilamente podríamos haber contado con fenómenos de este tipo, tales como Jonathanes, Ezequieles, Emanueles o Brianes (lease bráianes), de lo unico que no nos salvamos fue de los Maximilianos, pero bueno, todo no se puede pedir.
Un punto negativo es la falta de nombres aguerridos y tradicionales uruguayos, esos que siempre nos identificaron, como Yubert, Obdulio, Waldemar, Washington o Alcides, entre otros, solamente cumplen con estos requisitos el nombre Egidio (Arévalo Ríos) y el nombre Walter (Gargano), por lo tanto consideramos que la medular del terreno de juego uruguayo, con la presencia de un Diego y de dos nombres de notoria sangre charrúa, está bien representada.
De todas formas no olvidemos que tenemos un Washington Sebastián en el plantel, pero que decidió hacerse llamar Sebastián, dejando el Washington de lado, igual no consideramos que esta haya sido su peor elección, ya que sabemos que en su juventud jugó al basketball en Trouville pero lamentablemente se decidió por el fútbol.
Esperamos que Tabárez tenga en cuenta las características nomenclatoras de sus dirigidos a la hora de parar el equipo en la cancha, ya que basándonos en el último amistoso con Israel podemos definir que en el equipo titular tenemos; cuatro Diegos, un Fernando, un Maximiliano, un Andrés, un Álvaro, un Walter, un Ignacio y un Luis. Usted mismo como lector puede ver esa lista y darse cuenta quee s sumamente decorosa, y deja muy bien parado a nuestro país.
No vamos a ahondar en los nombres del resto de las selecciones de este Mundial, pero queremos remarcar que vemos a Uruguay como uno de los claros favoritos desde el punto de vista nomenclator, ya que en Argentina no es ni siquiera necesario analizar, la sola presencia de un tipo llamado Lionel, al cual los propios argentinos le dijeron erradamente Leo como 4 años hasta que se dieron cuenta y le empezaron a decir Lio aunque suene para la mierda, pero de todas maneras no es algo que sorprenda viniendo de nuestros vecinos, demoraron como 10 años en darse cuenta que Menem era chorro. Luego cuando pasamos potr Brasil encontramos casualidades muy desafortunadas habiendo un jugador llamado Kaká y otro llamado Elano, solo queda rezar esperando que a Dunga (otro nombre jodido) no se le ocurra realizar un cambio en donde haga salir Kaká por Elano, ya que esto haría colapsar el mundo de la nomenclatura futbolística y además andá a aguantar a Rodrigo Romano si pasa eso en un partido que esté relatando.