jueves, 26 de agosto de 2010

Seguí la línea de la frescura... al fondo a la derecha

Sabido es por cualquiera que haya leído algo sobre marketing que la tendencia hoy en día es dejar de vender productos, y empezar a vender sensaciones, los publicistas hoy en día no te venden un par de zapatos de fútbol, sino que te venden la sensación de ser como Messi, no te venden un perfume, te venden glamour y elegancia. Esto va desde una camioneta 4 x 4 hasta algo mucho más irrelevante y efímero en su utilidad, como una cajita de fósforos o un chicle por ejemplo. Justamente este último producto fue en el que observé una peculiaridad que desearía compartir con todos vosotros (podría haber dicho ustedes pero me dijo un amigo que donde más clics se hacen por día en blogs es en España, asi que quiero caerles bien usando el lenguaje de esos gilipollas de la hostia).

El otro día fui al kiosco y me compré uno de esos chicles Topline de la publicidad de los 7 segundos de no se que carajo, no podemos negar que en las publicidades de chicles, los publicistas se han preocupado de un tiempo a esta parte mucho más por transmitir sensaciones de las que hablaba anteriormente, antes te hablaban clarito: este hace globos de este tamaño, a este le dura el sabor tanto tiempo, y todo así. Ahora cuando comprás un chicle estás comprando que sos el langa más langa de los langas que andan por las calles donde andan los langas, te compraste un Topline, un Beldent o alguno de esos y no vas a parar de levantarte minitas a donde quiera que vayas, la gente se te va a tirar arriba con solo decirles tres pavadas, incluso vas a ser capaz de imponer un saludo en donde todo el mundo se de picos y va a ser aceptado asi como asi; ¿me van a decir que en la época de los romanos por ejemplo, con lo que les gustaba andarse toqueteando, sin hacerle asco a primas, hermanas, tías, abuelas o cuñadas no quisieron imponer algo similar? ¿y ahora este tipo se compra un chicle y encaja “che, ¿y si nos saludamos con un pico todos cada vez que entramos o salimos de un lugar?”, una verdadera locura, pero bueno, parece que con estos chicles es posible, porque te volvés el más langa de los langas, y no te para nadie.

Es impresionante el concepto que han creado alrededor de un pedacito de ¿goma? que mide 3 cm, la verdad dan ganas de felicitarlos; si no fuera por un pequeño detalle… o sea, digo yo: ¿no se les va un poco al carajo el concepto ese, todo ese mundo imaginario creado alrededor de masticar un chicle, y todo el tema de ser el mejor y el más langa de los langas cuando uno da vuelta el paquetito y dice en la letra chica y mezclado con los ingredientes “puede causar efectos laxantes”…………………………… - ta, ¿ya te fuiste a fijar? ¿viste que dice? ¿sigo? ok -

No se, yo la tiro, me parece que no es muy motivante para el tipo que se compró el chicle más cool y que va por la calle masticándolo creyéndose el mejor de los mejores, que los 7 segundos esto, que los 7 segundos esto otro y de golpe se le da por leer las letras chiquitas y se ve a sí mismo corriendo pal ñoba porque se caga encima. No sabremos que hizo Dios en el octavo día, pero aca creo que se acaba de develar lo que pasa en el octavo segundo con estos chicles. Yo que se, habrá que sacar de la receta el ingrediente ese que produce este efecto, ¿o será el mismo que te vuelve un crá perdido? capaz que por eso no lo quitan, aunque me animaría a discutir sobre si prefiero un pelotudo que se contenga en sus funciones excretoras, que un winner que se ande cagando por ahí con total desfachatez.

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